“Es algo inexplicable, nace sin ser planteado o siquiera por el deseo de que aparezca, tiene el sello de la perdurabilidad gracias a ello.
Nadie pide que se forme, solo nace ante nosotros y crece de forma repentina un sentimiento de afecto sincero capaz de hacernos sentir casi hermanos.
Es la forma en que comienzan muchas de nuestras relaciones ligadas al deporte, y cuanto mas dura sea la prueba mas se estrechan los lazos con nuestros compañeros de ruta,
siempre recordamos nuestros momentos difíciles donde con solo cruzar una mirada bastaba para sacar fuerzas del alma y seguir adelante”.
David-Blog “Rendirse jamás”
Esta historia comienza hace ya algunos años, cuando un nuevo jugador ingresó en mi equipo. Su nombre era Dor Versano y era extranjero, para ser más exactos provenía de Israel. Al principio tardó en entenderse con todos ya que sabía poco castellano, pero dominaba el inglés, así que entre todos le ayudamos a aprender el idioma y, a la vez, él nos ayudaba a practicar el inglés . Sin embargo, yo desde el principio congenié con él, ya que compartíamos las mismas raíces culturales y, además, una pasión inmensa por el balonmano. Por desgracia para nosotros, ya que era un buen jugador y mejor persona, no acabó la temporada en nuestro equipo porque su familia se tenía que volver a su país natal por causa del trabajo de su padre. Gracias a Internet y sobre todo, a las redes sociales pude seguir en contacto con él.
Durante la temporada pasada me enteré que el “preeuropeo” de la categoría se disputaba en España, concretamente en Guadalajara, en el que participaría, además de nuestro equipo, Rusia, Bielorusia e Israel.
Lo comenté con mi amigo, y me contó que los sabía y que tenía una oportunidad de venir, lo que supuso una razón más para motivarme y seguir entrenando duro.
Mi esfuerzo diario en el entrenamiento fue recompensado con la convocatoria para el preeuropeo de mayo, clasificatorio para el campeonato de Europa sub-18 a disputar ese verano en Montenegro.
Estaba realmente emocionado ya que iba a ver a mi gran amigo después de unos cuantos años, aunque no jugaría contra él hasta la segunda jornada. Aunque tuve el placer de verlo jugar en el primer partido del torneo no pude saludarlo hasta el partido que nos enfrentaba.
Al día siguiente nuestro autobús y el de Israel llegaron al mismo tiempo al pabellón de Santa María de Guadalajara. Por fin pudimos darnos un fuerte abrazo. Fue un encuentro breve pues ambos estábamos concentrados para un importante partido. Si ganábamos estaríamos clasificados –el día anterior habíamos ganado a Bielorusia- y ellos se lo jugaban todo con nosotros.
A la hora de escuchar los himnos, se me puso “la piel de gallina” de las ganas y la emoción que tenía y aunque empezamos algo dubitativos , logramos sacar el partido adelante y clasificarnos para el Campeonato de Europa.
Finalmente, cuando se cumplieron los sesenta minutos reglamentarios y sonó la bocina del marcador, tras felicitar a mis compañeros, me fundí en un emotivo abrazo con mi gran amigo Dor, con el que por suerte pude seguir en contacto gracias a las nuevas tecnologías y redes sociales en la que veo fotos suyos con la camiseta de España: la que me cambió hace un año cuando el día que me enfrente a él.
Por Sebastián Kramarz