Uno de los objetivos de la educación debe ser la modificación de ciertos estereotipos que están anclados en el subconsciente. Es el caso de la supuesta supremacía del hombre sobre la mujer que hemos heredado culturalmente y permanece incrustado en forma de “machismo latente”.
De nuevo el deporte se muestra como una herramienta fundamental para actuar en favor de la igualdad de géneros desde los centros escolares.
Podemos decir, que el deporte en tiempos pasados ha discriminado y sigue hoy discriminando, aunque de otras formas, a la mujer. Pero también es verdad que ha sido uno de los ámbitos donde antes, -en primer lugar-, se ha conseguido la concienciación y asunción del problema, y después, se han iniciado acciones concretas para avanzar hacia la igualdad. En la última década se ha conseguido un acceso progresivo de la mujer a la actividad física, un espectacular desarrollo del deporte femenino y numerosos éxitos deportivos relevantes obtenidos por mujeres extraordinarias. Prueba de ello, los éxitos conseguidos de las deportistas hispanas en los últimos Juegos Olímpicos, superando a los hombres en resultados, o la incorporación de mujeres en todos los equipos partcipantes.Todo ello debe englobarse dentro de las conquistas importantes conseguidas por las féminas en el último siglo.
En el año 2006, la Asamblea General invitó a los Estados Miembros, de forma específica, y por primera vez, a que pusieran en marcha programas de deporte que promovieran no sólo la igualdad entre los géneros sino también el “empoderamiento” de las mujeres:
“El entendimiento de que los programas de deporte pueden constituir un medio importante para promover la igualdad entre los géneros ha seguido ganando terreno, en particular desde que se estableció el Año Internacional del Deporte y la Educación Física”.
Las diferencias sociales entre géneros se han reducido precisamente por políticas de discriminación positiva, que han permitido un presente y, sobre todo, un futuro de igualdad más claro.
En el Club Balonmano Alcobendas desde el año 2000 asumimos estas premisas anticipadamente y pusimos en marcha un Plan cuatrienal denominado Mujer y Deporte. Hemos desarrollado dos (2000-2004, 2005-2009) y estamos en el cuarto (2010-2014).
Los planes se han concretado en diferentes programas y proyectos con tres ejes fundamentales:
- Dotar de los mismos recursos y oportunidades a todos los jugadores y jugadoras de la Escuela, la Academia y campañas, el Club de Balonmano.
- Discriminar positivamente a favor de las niñas, chicas y mujeres hasta conseguir una efectiva igualdad dentro de la entidad.
- Implicar al máximo a todos los estamentos del club para cambiar estereotipos, promoviendo campañas, fomentando la convivencia y favoreciendo las relaciones en igualdad y en armonía.
El gran objetivo era precisamente llevar a nuestro ámbito las recomendaciones en políticas de igualdad que han nacido en instituciones supranacionales como la ONU, la UE, etcétera.
Es verdad que esto no se ha trasladado de forma real y todavía hay un gran camino por recorrer, en especial en el trato en los medios de comunicación, en el patrocinio de las empresas, en la asistencia de espectadores, en la valoración social de la práctica femenina, etcétera. Pero el avance es considerable y en la dirección adecuada. Las causas de que todavía el deporte femenino de alta competición no este a la altura en apoyos económicos está más relacionado con factores comerciales, publicitarios y de seguimiento popular y no porque no sea atractivo. Esto puede cambiar si, como las previsiones apuntan, son las mujeres el sector de población de mayor crecimiento en el consumo de deporte tanto televisivo como en directo, confirmando una tendencia que ya es realidad en la práctica de actividad física.
La participación en actividades físicas relacionadas con la salud, el ocio, la recreación, ha crecido espectacularmente y lo seguirá haciendo en el futuro. El aumento en número y variedad de las especialidades practicadas e incluso el acceso a muchas antes consideradas netamente masculinas y vetadas hasta hora, ha permitido abrir un amplio abanico de posibilidades.
Además de obtener los mismos derechos y oportunidades para realizar cualquier actividad, desde mi punto de vista, una de las cosas más importante conseguida es que la mujer haya podido beneficiarse de los efectos positivos de la práctica de actividad física para la salud. Igualmente se han derribado algunos mitos relacionados con la falta de fuerza, de capacidad o de mayor riesgo para ellas que incluso las ha hecho menos dependientes de los hombres.
La coeducación está presente en nuestros centros escolares y no hay, o no debería haber, diferencias de programación y de actividades entre chicos y chicas. Los entornos de la clase de Educación Física y el deporte, de forma particular el balonmano, son magníficos para una educación para la igualdad de género. Compartir, relacionarse, cooperar, jugar, competir, etcétera, conforman una atmósfera adecuada para que entre los alumnos y alumnas se fomente la convivencia y una percepción efectiva de la igualdad entre hombres y mujeres en la práctica deportiva.
La visibilidad social del deporte y su capacidad de movilización de las personas, debe ser utilizada como un magnífico vehículo para construir nuevas relaciones de igualdad, armonía y de equilibrio que pueden extrapolarse a otros ámbitos como la casa, la familia, el grupo de iguales, y más tarde, en la relaciones de pareja, en el trabajo, etcétera.
Este es el ámbito donde muchos comportamientpos de épocas pasadas deben ser modificados en favor de la igualdad y en contra del sesgo heredado de valoración superior de lo masculino.
Para ello necesitamos como sociedad seguir progresando en cambiar ciertos estereotipos sociales; cambios en la planificación y gestión de las administraciones, federaciones y clubes; cambios en el tratamiento que hacen los medios de comunicación de la mujer en el deporte; un cambio de mentalidad en los patrocinadores(porque el deporte femenino también es atractivo). por romper barreras y facilitar el acceso y la promoción de la mujer en la competición.
Entendemos que esta es la mejor forma de contribuir a que las relaciones entre hombres y mujeres sean en condiciones de equilibrio, y que en este nuevo marco seamos capaces de terminar con lacras como las agresiones, la violencia, el maltrato y el asesinato de nuestras mujeres, y hacer efectivos y reales dos eslogan diferentes pero con un mismo objetivo “Ni una más” y “fin”.
En el Balonmano Alcobendas, en nuestra Escuela y en nuestra Academia, creemos en ello.
Por Luis Carlos Torrescusa